sabes?... ayer sufrí una gran ausencia de ti; un extraño vacío, porque aún sabiendo donde hallarte, no podía buscarte.
A lo largo de todo el día, la necesidad se instaló alrededor de mi ombligo, recorrió todo mi cuerpo para terminar haciéndose fuerte en mis labios... quería besarte, sí, me moría por morder tu boca. Y te recordé persiguiendo momentos para vernos entre ramos de nervios, besándonos en los pisos de arriba... como ese mágico beso que nos dimos en la india, entre aromas de café. Que curioso aquel instante, por un momento, la reaidad pesó menos que nada, menos que un suspiro de ángel.
A pesar de todo , no deseé dejar de amarte, porque todavía me rebosa por los poros la dicha, cada vez que siento que una vez me miraste como sólo un ser enamorado puede hacerlo , con la verdad inevitable que derrota a la razón de los hombres.
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