…dejaré que la suerte se ría de mí
dejaré que los trenes me pasen de largo.
Me quedaré en el andén de tu mirada; esperando.
Esperando sin atajos, cubriendo cada paso del camino
con lo único que se hacer: quererte.
Dejaré que la vida me traiga la muerte
no me importará que mis bolsillos
se llenen de días vacíos.
En un otoño perpetuo
mis versos se irán deshojando
mi pluma aguardará paciente
ese mágico instante
donde por fin me sonría
la divina Concepción.
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