Lo supe; la certeza aparece y no puedes hacer nada, es la bandera de lo inevitable.
Cuando por fin leas estas líneas y sientas que antes de nosotros estuvo el origen de todo lo divino a lo que estamos condenados, el silencio se posará en tu cara, la dicha hablará por ti. Uno no puede más que abandonarse a tanta felicidad y pensar que, el minuto siguiente contigo será aún más perfecto que el anterior.
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