Imposible detenerse;
toboganes seductores
blandiéndose en el aire
palpitan sortilegios ancestrales
acunando los deseos de la suerte.
Liberaos pues de los enigmas
adentraos en la magia del ahora
percibiendo cada instante regalado
degustando sutilmente cada sombra.
Habrá que dejarse querer
y rendirse en el secreto de unos ojos
pintarse con canciones las caderas
dormirse confiado en este río
derrochándonos la luz de esta esencia verdadera.
Dancemos pues esta sentencia
fluyamos de este amor que nos impregna
sucumbiendo para siempre en este lecho
cediendo por entero nuestros cuerpos
como vehículos perfectos para esta mágica leyenda.
Elías Soy